miércoles, 15 de julio de 2015

Nueva sección: EXPERIENCIAS

Queremos comenzar una nueva sección en la que compartiremos diferentes vivencias en familias con niñ@s que tienen Altas Capacidades. Para ello, hemos invitado a nuestros socios a contar de forma anónima su experiencia. Les hemos preguntado como descubrieron las Altas Capacidades de su/sus hijos/as, qué sentimientos les produjo, como lo han vivido y viven y les hemos pedido que hablen si quieren, sobre cómo les gustaría que fuesen las cosas, si cambiarían algo y que cuenten qué les aporta la asociación. Así que hoy, empezamos con la primera EXPERIENCIA:


"El descubrimiento de las altas capacidades en mi hijo fue relativamente rápido. Tuvo facilidad para hablar sin lengua de trapo desde muy pequeño y cuando comenzó en el cole la profe no paraba de decir que era un "osito amoroso", porque estaba siempre en las nubes. El caso es que se enteraba de cosas y en el recreo estaba siempre solo con su mundo interior, cosa que me deprimía sobremanera. Cuando tenía tutoría era lo que me preocupaba.
Con 4 años comenzó a leer con muy poquita ayuda y con 4 y medio con bastante fluidez y comprendiendo. Fue aquí donde la tutora me sugirió que el niño era diferente, pero que era muy pronto para que lo observaran los orientadores. Ellos pensaban que podía estar sobreestimulado, pero la tutora les decía que no.
Con 5 años y tres meses, decidí salir de dudas y hacerle una prueba con un gabinete privado. Cuando me lo dijeron, mi sensación fue de agobio y de no saber que hacer ante la nueva situación, pero al mismo tiempo aliviada por saber por fin que le pasaba y que tenía motivos para ser así.
En el colegio me lo diagnosticaron rápidamente una vez que les informé. Tomaron medidas en la clase para ponerle un rinconcito de consulta. 
Y el siguiente año tuvo su clase de apoyo, refuerzo en el aula y en el recreo se fomentaron los juegos en equipo y han mejorado sus relaciones sociales, aunque aún queda mucho trabajo.
Por ahora, no tengo derecho a quejarme, aunque sigo vigilando para que el niño no se aburra y sea feliz.
Yo he pasado unos momentos muy malos y aún hoy me cuesta dar como algo normal la situación. 

En cuanto me lo diagnosticaron, busqué una asociación, y di con una gente encantadora, con la que rápidamente me identifiqué y me arroparon, pude ver a niños con inquietudes parecidas a las de mi hijo, y me enseñaron a ver las cosas con mas normalidad, a saber decirle a mi hijo como era y me aportó muchísima información.

Me gustaría poder tener una sede física para la asociación, para poder reunirnos, apoyo institucional,  y en el colegio talleres para poder saciar su curiosidad y que la situación que estamos viviendo sea algo cotidiano y no se vea al niño como un bicho raro, sino como un niño diferente, como todos los demás."

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