domingo, 28 de junio de 2015

II Convivencia de socios

Este año celebramos nuestra segunda convivencia en lo que fue la mayor mina de oro a cielo abierto dentro del Imperio de los romanos: Las Médulas. Declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad desde 1997.

                                      
         Comenzamos en el Aula Arqueológica donde nos explicaron la evolución de los pueblos astures una vez conquistados por los romanos y como se empezó con la extracción de oro, primero simplemente lavando la arena de los ríos y obteniendo el preciado metal solamente para hacer joyas (los astures) y más tarde, como una auténtica explotación minera con los romanos que con el oro, acuñaron su moneda: el aureo. Los niños se sorprendieron con el polvo de oro, difícilmente visible y los mayores con la poca cantidad de oro extraída en proporción con la tierra movida. ¡Casi 100 millones de metros cúbicos para unos 5000 kg de oro!

Después comenzamos la ruta de unos 3 km de la Senda de las Valiñas para recorrer el interior de uno de los sectores de la explotación acuífera.







Nuestra guía, Teresa Bello, supo ser lo suficientemente clara y concisa a la hora de explicar y mostrarnos cada detalle del lugar, resolviendo las dudas de pequeños y mayores. Desde aquí nuestro agradecimiento de nuevo por su paciencia y buen hacer. (Para los peques nos faltaste tú a la hora de comer ;) )


Aprovechando las sombras del camino, nos íbamos deteniendo para observar las distintas capas de arenas, gravas y cantos rodados que formaban el terreno e incluso los "fallos" que en ocasiones tuvieron los romanos, cuando en algún caso el agua no logró derribar las montañas para poder extraer el oro que, en esta zona, se encontraba en la parte inferior.



A lo largo del recorrido se ven los cortados que produjeron las labores de minería romanas y los restos de tierra anaranjada que quedaron de la montaña derrumbada. Además, una gran cantidad de castaños nos hablan del pasado agrícola y ganadero que también tuvo lugar ya que no fueron esclavos los que trabajaron en la mina y cada uno tenía su labor aunque, cuando era necesario, se ayudaban unos a otros en las diferentes labores.
No faltó la pregunta más importante que, además fue realizada por uno de los pequeños 
"¿Por qué se llama este lugar Las Médulas?"
Teresa nos explicó que hay dos versiones diferentes, una sería porque los montículos naranjas que quedaron recuerdan en su forma a los antiguos montones que se realizaban con paja y que, en la zona del Bierzo reciben el nombre de "medas" y la segunda versión tendría que ver con la palabra latina con la que se denominaba los metales: metalla, y, al ser este un yacimiento de metal quizá de ahí podría venir el nombre también.


                                                                                                                                                                                                                   

Siguiendo la ruta llegamos hasta La Cuevona, y La Encantada, lo que hoy parecen cuevas y pertenecían a la red de túneles, galerías y pozos que se llenaban de agua para poder minar el monte y provocar su posterior derrumbe pero que, en estos casos no llegó a suceder. Tal vez eso, unido a la erosión del tiempo, es lo que pudo haberles dado esas dimensiones actuales. 


Los romanos utilizaron el agua como principal fuerza para extraer, arrasar y lavar el aluvión aurífero, se acumulaba el agua en las partes altas y se hacían canales con una determinada pendiente por los que el agua iría adentrándose en la montaña y empujando los diferentes materiales, siendo arrastrados los cantos rodados a una zona, formando las murias (como la imagen de abajo), el lodo hacia otra y el oro quedaba recogido entre las ramas de brezo (formando lo que se llama agogas), que una vez secas eran quemadas. Después todo lo que había quedado en la agoga se lavaba en una batea obteniendo las pepitas de oro.



Finalmente pudimos acceder a la Galería de Orellán, en la que pudimos adentrarnos en los túneles excavados para conducir el agua con la que utilizaban la llamada técnica de ruina montium.


Y para terminar no podíamos dejar de apreciar las vistas más conocidas de Las Médulas, las que pueden disfrutarse desde el mirador de Orellán


Las acumulaciones de los restos inservibles de la mina fueron taponando el valle dando lugar al Lago de Carucedo (artificial pero no intencional) donde comimos y en el que finalmente todo el que quiso pudo disfrutar y refrescarse en un esplendido día de calor.


Y como estuvimos tan relajados, nos olvidamos de tomar la foto de grupo para el recuerdo, pero siempre nos quedará el día compartido.


¿Y vosotros? ¿Podrías imaginar viendo este paisaje que en realidad es el resultado de la red de canales creada ya en tiempos de los romanos?


Desde ALAC os deseamos un feliz verano y nosotros seguiremos a por nuestro tercer año.


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